… “la atención prestada a la gripe A H1N1 puede servir –sin opacarla– para priorizar también otros temas de salud pública olvidados. Por ejemplo, la mortalidad infantil que –por primera vez desde la década del noventa– aumentó el año pasado y tiene una de sus principales causas en la bronquiolitis, que es una enfermedad evitable (en muchos casos) y tratable con un sistema de atención de salud que pueda estar disponible para las enfermedades invernales que atacan principalmente a bebés o infantes.
Otro dato que no aparece en la prioridad de la agenda política ni mediática es que, al menos, siete de cada diez niños/as y adolescentes en situación de pobreza no tienen ni luz, ni gas, ni agua potable, por lo que están mucho más vulnerables a sufrir frío o no poder higienizarse. Además, dos de cada diez niños/as sufren “con mucha frecuencia” la falta de un plato de comida, según el Barómetro (2007 / 2008) de la Deuda Social de la Infancia, elaborado por la Universidad Católica Argentina, en un relevamiento sobre 2500 hogares.
La pobreza no es una tristeza latente. Es un gatillo que mata, como la gripe y como las armas”...
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(Gracias a Laura Brunetti por su envío)