lunes, 29 de noviembre de 2010
Programa 5º A - 2010
· Las necesidades humanas, jerarquía. Las necesidades sociales, la teoría de Maslow. Aspectos positivos, críticas.
· Principales problemas morales de nuestro tiempo: La violencia, teorías sobre la violencia: enfoque psico-social y estructural. Formas de violencia. Violencia directa, consecuencias. Efectos de la violencia en el tiempo.
· Violencia estructural.: lógica de la exclusión. Visión multidimensional de la pobreza. Impacto de la violencia en la sociedad y los individuos. Relaciones internacionales y violencia: la guerra y la paz. La violencia extrema: la política concentracionaria. La lógica de la violencia. La posibilidad de una coexistencia pacífica.
UNIDAD Nº 2: Ciudadanía, Derechos humanos y Estado de derecho
· La ciudadanía a través de la historia. Diversos planteos sobre el poder y el origen del Estado: el contractualismo. Estado, origen y evolución. El estado moderno, concepto, elementos. Tipos de Estado según sus funciones y la relación con los DDHH (Estados liberal, totalitario, de bienestar y neoliberal). Ciudadanía y Estado de Derecho.
· Democracia y ciudadanía. La democracia formal y sustantiva. Las formas de gobierno. La democracia como forma de gobierno. Principios, valores y supuestos de la democracia. Democracia representativa y participativa.
· Derechos humanos, fundamentos, características. Historia y significación actual. La declaración universal y el nuevo orden internacional. La protección de los DDHH a escala nacional e internacional.
· Obstáculos para la vigencia de los DDHH. Suspensión de las garantías constitucionales. Los sistemas antidemocráticos. El fascismo. El quiebre del orden institucional, vigencia y violación de los derechos humanos en la historia argentina.
UNIDAD Nº 3: El Derecho, marco de acción del sistema democrático.
· Derecho, concepto, propiedades. Derecho Natural y Positivo, Objetivo y Subjetivo. Estructura del orden jurídico positivo. La ley, características. Recursos ante la ley arbitraria e injusta. La supremacía de la ley y el Estado de Derecho
· La Constitución. Estructura. Las declaraciones políticas, económicas y sociales. La organización política. La forma representativa, republicana, y Federal. El gobierno federal, división de poderes. Independencia y control de los poderes. Articulación entre el Estado Federal y el Provincial.
· Los derechos en la Constitución; derechos enumerados y no enumerados; derechos de primera generación, derechos económicos, sociales y culturales. Los derechos de la solidaridad.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Interpretación de una fuente primaria: testimonio sobre "La noche de los lápices":
Ejercicio I
1) Realiza un fichaje de la entrevista a Emilce Moler teniendo en cuenta:
-sintetizar las ideas de los diferentes párrafos (si bien puedes considerar que no todos son relevantes).
-consignar textualmente y entrecomillar a las expresiones insustituibles.
2) Registra las palabras-clave del texto.
3) ¿Qué conceptos, trabajados durante el año, pueden articularse con el testimonio de Emilce Moler?
4) ¿Qué características de los sistemas autoritarios y fascistas identificas en el texto? ¿A qué momentos de nuestra historia reciente los refiere la autora?
5) ¿Qué características de los sistemas democráticos identificas en el texto? ¿A qué momentos de nuestra historia reciente los refiere la autora?
6) ¿Cómo fue cambiando, a través del tiempo, la actitud de Emilce frente a su propia memoria de los hechos?
7) ¿Cómo fue cambiando, según la autora, la actitud de la sociedad –incluidos los grupos en los cuales se insertaba– frente a la memoria de los hechos?
Fuente:
Inés Tenewicki e Inés Dussel, “Entrevista a Emilce Moler”. Disponible em: http://www.me.gov.ar/monitor/nro14/entrevista.htm
También está disponible en el cuadernillo y en el siguiente enlace:
http://practicosfec5.blogspot.com/2010/11/entrevista-emilce-moler.html
Ejercicio II
1) Busca información sobre la Noche de los lápices –Los acontecimientos que han sido calificados con esa denominación. No el libro o la película que refieren a los mismos- y consígnala en un informe que no exceda una página. Debes citar las fuentes.
2) ¿Qué diferencias encuentras con el relato de Emilce Moler?
3) Realiza un informe acerca del testimonio articulando a menos cinco de los siguientes conceptos (Articular no implica incluir las palabras sino vincular los temas, utilizar estos conceptos para analizar este artículo):
Derechos humanos, autoritarismo, democracia, justicia, biopolítica, sociedad del silencio, leyes de impunidad, proyecto de vida, memoria, responsabilidad, “campo”, nuda vida, estado de excepción.
Entrevista a Emilce Moler
Emilce Moler, docente.
A treinta y un años de la llamada "Noche de los lápices", una sobreviviente relata en esta entrevista su desgarradora historia de vida. Explica por qué decidió difundir entre los jóvenes lo que realmente sucedió en aquella trágica primavera de 1976 y polemiza con la versión cristalizada de los hechos, difundida por la literatura periodística y el cine a fines de la década del 80.
Emilce Moler es una de los cuatro sobrevivientes del operativo llevado a cabo en La Plata entre el 9 y el 21 de septiembre de 1976, conocido como "La noche de los lápices". Esa noche una banda de encapuchados secuestró a un grupo de adolescentes, militantes de distintos colegios de esa ciudad. María Claudia Falcone, María Clara Ciochini, Horacio Húngaro, Claudio de Acha, Daniel Racero y Francisco Muntaner continúan desaparecidos. Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda son el resto de los sobrevivientes.
Emilce tenía 16 años, cursaba 5° año en el Bachillerato de Bellas Artes y era una estudiante aplicada cuando los gritos de la represión irrumpieron en su casa y la encontraron en piyama. Aunque se define como de un perfil muy bajo, militaba porque, según afirma: "En esos años era imposible no hacerlo, y yo tenía claro que quería trabajar para que no hubiera más pobres".
Hoy es profesora de Matemática, máster en Epistemología y doctora en Bioingeniería; se especializa en la enseñanza de la matemática y procesamiento de imágenes médicas y de antropología forense. También se desempeña en la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. En su calidad de ex detenida desaparecida, trabaja en organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, colaborando para llevar a la Justicia a los represores y para difundir entre los jóvenes la memoria de lo ocurrido durante la última dictadura militar. Aunque cree que en los últimos años hubo grandes avances, le preocupa que el ejercicio de la memoria y la condena social a los genocidas no sean vinculados con las condiciones que permitieron que aquello ocurriera ni ayuden a comprender de manera integral el presente.
Noche de los lápices
Emilce es bajita, locuaz, inquieta. En sus gestos se mezclan la fuerza y el dolor. Polemiza severamente con la versión cristalizada en el libro La noche de los lápices de María Seoane y Héctor Ruiz Nuñez, y luego en la película -de Héctor Olivera-, según la cual su secuestro y el de los otros chicos estuvo relacionado con la lucha por el boleto estudiantil. "Nos detuvieron porque éramos militantes de la UES, no fuimos 'víctimas inocentes'". En esa versión, ella no aparece dentro del grupo de chicos secuestrados. "Soy una doble desaparecida. ¿Por qué, si yo fui secuestrada esa noche con todos esos chicos, no aparezco en ese relato?". Esto la llevó gradualmente a protagonizar el relato de su vida. "Era parte de lo que yo viví. No podía correrme".
-¿Cuál es tu relación con el relato de La noche de los lápices?
-La Noche de los lápices como tal es una construcción que salió a la luz a fines de la década del 80. Fue difícil para mí encontrar ese relato porque yo no aparezco. De todos modos, nunca quise salir a decir: "Esto no es cierto", porque les daba pie a aquellos que pueden decir: "Al final, no era cierto lo de los desaparecidos". La discusión fue porque yo quería plantear mi militancia, quería leer los manuscritos y no hubo acuerdo con la autora. Entre otras cosas, porque nuestras detenciones no se debieron solo al boleto estudiantil. Pero resultó muy doloroso que no me integraran a una historia donde estuve.
-¿En qué momento tomaste la posta de tu relato?
-De a poco fui poniéndome a la cabeza y dije: "Mi vida la cuento yo". Muchas de las cosas que dije públicamente fueron para contrarrestar esta historia. Para que cuando mis hijos cuenten que su madre fue detenida- desaparecida, les crean. No sé cómo hubiera sido mi vida sin este episodio. Sería una ex detenida más, estaría dando testimonio, pero no hubiera sido mi eje, porque para mí es un esfuerzo. Tuve que aprender a hablar en público, a manejarme con los medios. Yo tengo otra vida. Hice todo para no ser solo sobreviviente.
Testimonio
Primero estuvo desaparecida en el llamado Pozo de Arana y en otros dos centros clandestinos; luego, desde enero de 1977 hasta abril de 1978, encarcelada en Villa Devoto a disposición del PEN, y un año más bajo libertad vigilada en Mar del Plata. Cuenta que durante los años de su detención convivían dentro de ella con igual intensidad la cotidianidad y el horror. Tanto, que mientras no podía tocarse el cuerpo por efecto de la tortura, la desvelaba quedarse libre por faltas en el colegio o no llegar a recibirse.
Su familia era antiperonista y pertenecía a la clase media de La Plata; su padre, comisario retirado; ella hizo la primaria en un colegio de monjas y "era re gorila". Sin embargo, cuando la detuvieron, pertenecía a la agrupación peronista Unión de Estudiantes Secundarios (UES), como sus primos mayores, sus compañeros de estudio, sus amigos.
-¿Cuándo comenzaste a notar el valor de tu testimonio?
-Si bien yo ya había testimoniado en el 86 contra Ramón Camps, el impacto de ser sobreviviente lo sentí con el equipo de Antropología Forense, ante las preguntas que me hacían: "¿Te acordás si tenía un pantalón de corderoy? Porque hay restos de ropa en las fosas". Y la única persona que vio que se había cambiado el pantalón a último momento era yo. Fue muy fuerte, primero tratar de conectarme con las personas y devolver los pedazos de relato que tenía; y segundo, contar el "adentro". Los ex detenidos tenemos esa responsabilidad social.
-¿Cómo contás tu vida? ¿Cómo contás lo que pasó?
-Yo me ubico como una militante de aquellos años. Yo empecé a militar en el 75. Estaba en cuarto año y tenía 16 años. Los mayores eran los que hablaban y llevaban las cosas adelante. Lo mío era muy chiquito, pero muy comprometido. Yo dejaba la vida. Y en el 75 decidí entrar en la UES. En julio del 76, empezaron a caer mis amigos. Y tuve que plantear la situación e irme de mi casa. Cuando estaba en la escuela, yo venía con toda la cuestión de lo religioso, hasta que me empezaron a explicar que sí era posible que no hubiera pobres. Fue la motivación más fuerte. Yo ya había estado escondida en muchas casas, ya estaba harta... Seguía yendo a la escuela; estudiar, no lo postergaba por nada. Mi viejo me explicó: "Mirá que te picanean", que era lo que le estaban contando a él. Eso me preparó para la detención y la tortura. Lo que viví después ahí adentro es inimaginable, te supera.
-¿Eras consciente del peligro que corrías?
-Para mí, esa noche era prácticamente una "crónica del secuestro anunciado"... Dentro de ese caos, yo sabía dónde estaba parada. Primero me llevaron al "Pozo de Arana", la primera semana con todos los chicos y todas las chicas. Cuando llegamos al lugar, nos desnudaron y nos empiezaron a hacer preguntas; ya en una situación de máxima vulnerabilidad. El que me interrogaba era una persona grandota, no le respondí lo que me preguntó y me pegó mucho. ¡Cuánto odio tiene que haber habido! Esto demuestra lo que representábamos más allá de las edades, de los cuerpos: éramos el enemigo. Las cosas empeoraron cuando se enteraron de que era hija de un policía, porque mi papá me estaba buscando. El 23 de septiembre, nos sacaron a todos en un camión y empezaron a bajar a Claudia, a María Clara, a Horacio, que eran los chicos que yo reconocía. Ahí se bifurcó la historia; yo seguí con Patricia. Y Gustavo. y otras personas más. Nos llevaron a la brigada de Quilmes y en diciembre nos comunicaron que estábamos a disposición del Poder Ejecutivo. Yo no sabía ni qué era eso. Nos trasladaron y después entré a Devoto en enero del 77, con 17 años. Salvaba la vida. Sin embargo, para mí ese fue uno de los peores momentos.
En el centro clandestino vivíamos atados al minuto a minuto. Tenés la mano atada y en lo único que pensás es en cómo podés hacer pis. En la celda, empecé a reconocer algunos lugares. Pensaba: "Sí, tengo la vida por delante, pero acá adentro".
-¿Qué proyectabas en esos días?
-Ya había calculado que me iba a quedar libre en la escuela y para mí era un drama. En Devoto estudiaba. Tenías que llenar las horas ahí adentro cuando te sacaban la lectura, te sacaban todo. Lo mío era el arte, pero cada cosa que aprendía era una batalla ganada. Era estar bien de la cabeza, resistir.
-¿Cómo seguían tus relaciones con el resto de la gente que estaba afuera? -Yo ya estaba de novia con el que es mi marido, eso fue muy importante. Una de las peores cosas que me pasó fue cuando mis amigos o gente conocida me marginaron. En el colegio, por ejemplo, mis compañeros festejaron la fiesta de la primavera. Cuando me enteré de eso, no puedo explicar lo que lloré.
-¿Ellos sabían lo que te estaba pasando?
-Se habían enterado porque fue un megaoperativo. ¡Se llevaron a la hija del comisario! Fue un escándalo en La Plata. Yo pensaba: los jubilados que viven al lado de la casa de mi familia, que nos conocen desde que nacimos ¿no podían llamar? ¿Cuánta fue la propaganda desde el golpe hasta mi detención? De marzo a septiembre. ¿En ese tiempo les cambiaron la cabeza? Que no me digan que era miedo, fueron conductas horribles. Lo recalco mucho porque tiene que ver con la transmisión de la historia, la construcción de la memoria, el lugar donde estuvo cada uno.
-¿Cómo siguió la historia?
-Mis viejos ya se habían ido de La Plata. Yo nunca podía volver a La Plata porque era "irrecuperable". Malvendieron todo y se fueron a un departamento que tenían en Mar del Plata. Y me dieron la libertad vigilada. No podía juntarme con más de cinco personas, ni salir de la ciudad.
-¿Cómo te sentías?
-Podía caminar por la playa y eso me hacía bien. Pero tenía mucha, mucha angustia por la gente que quedaba. Eso fue una cuestión que marcó toda mi vida. Ahora es por los que no están. Nunca más recuperás la integridad, la alegría. No quedó ninguno de mis amigos: de todos mis compañeros de los sábados, de las peñas y demás, muchos chicos platenses, amigos de inglés, de vóley... Tengo dos primos desaparecidos. Con toda esa historia, tenía motivos de sobra para ofrecer mi testimonio en un montón de casos.
-Vos decís: "No soy solo una sobreviviente". ¿Querés hablar más sobre esto?
-Cuando me dieron la libertad, el tema era cómo reconstruir. A mí me salvó el estudio. Porque el saber y el conocer era una cuestión de libertad y de poder para mí. Era un lugar donde no se podían meter ellos. Aunque nunca más pude recuperar el arte, fue otra pérdida muy grande. Pero además de ser docente e investigadora para mi es muy importante ser mamá.
-¿Por qué estudiaste matemática?
-Cuando quise inscribirme en la Universidad, todavía estaba bajo libertad vigilada. Cuando planteé estudiar una carrera, me contestaron que no. Yo les decía: "Pero ¿ninguna carrera?". Ahí surgió lo de la matemática. Debía buscar algo que no tuviera nada que ver con la realidad.
La transmisión
-¿Y cómo es la experiencia de dialogar con los alumnos en las escuelas?
-Desde 1985, voy a escuelas de todo el país a dar charlas. Y la recepción no es homogénea. Por ejemplo, fue terrible cuando se instaló el 16 de septiembre como fecha recordatoria en la Provincia de Buenos Aires. Nadie estaba preparado para saber qué decir. Entonces, con buena intención, me llamaban. Y yo, ¿qué soy? ¿la figurita de Billiken? Si no saben qué decir y me ponen a mí, no sirve. Ahora, trato de no ir a escuelas si no hay un trabajo previo y uno posterior. Para mí significa un desgaste muy grande ir a dar una charla.
-Claro, te hace revivir un montón de cosas...
-Me quiebro a veces emocionalmente cuando veo a las chicas y a los chicos, porque tomo conciencia de lo que era yo. Es una carga muy intensa y no la quiero perder, ni ponerme el casete. Aunque diga siempre lo mismo, quiero tener el corazón abierto para poder recibir también. Me he sentido muy mal en muchos lugares porque no saben nada. Allí no me necesitan a mí, necesitan a un profesor de Historia. Cuando ese proceso esté maduro, ahí sí. Es otra cosa cuando voy a lugares donde trabajaron el tema, las preguntas son distintas y entonces sí empieza a tener sentido mi presencia. Tampoco es menor el hecho de que una sea docente. No resulta fácil, porque para llegar a los chicos no basta con ser sobreviviente y contar. En mi caso, creo que se da porque soy docente y tengo hijos. Antes, cuando observaba a los chicos con un trabajo serio, yo salía muy reconfortada. Ahora noto la misma situación en algunos lugares; en otros, una sobresaturación de todo esto. No veo una comprensión en el hoy. Es decir: existe una condena social a la dictadura, lo cual no es menor. Pero no hay una vinculación con lo que se vive hoy. Por ejemplo, eso se ve en el rechazo a los piqueteros. En el 2003, los mismos chicos que me llamaban para una charla se indignaban: "¡Qué barbaridad!". Al rato se quejaban: "Mirá los negros con los palos". Observo que en algunos lugares hay una condena a la dictadura y a los genocidas, pero no ven esos atisbos de hoy en estas cuestiones que permitieron esa dictadura. Eso está faltando. Antes de las acciones de Kirchner, era predicar en el desierto. Ahora hay que ver qué se hace porque también existe una sobresaturación. Es necesario ponerle mucho más contenido, pero en el hoy, en la construcción de la ciudadanía, en los valores, la solidaridad.
-Cuestiones más complejas también...
-Muchas veces me pregunto: ¿por qué me llaman a mí? Porque soy docente, universitaria, rubiecita, doctora, no anduve con armas. De la cuestión armada no se habla todavía. Yo les caigo bien a todos. Después, con ese tonito digo lo que pienso, bajo línea. No es bueno eso, porque significa que no hubo aprendizaje. Me llaman porque fuimos "víctimas inocentes". Recién ahora, con estas políticas nacionales, se habla más. Pero nadie cuestiona "La noche de los lápices" desde ningún lugar. Porque éramos unos pobres chicos del secundario, reclamando por el boleto estudiantil y nos mataron. Primero, que no éramos eso; y segundo, que no alcanza para comprender el hoy.
-¿Cuál es el problema central para transmitir la historia reciente?
-La formación de los docentes. Cuando hablamos de la transmisión de la memoria, no va de los adultos a los jóvenes sino que es de los adultos a la generación de quienes hoy son docentes, los de treinta y pico. Si ellos no conocen la historia, mal pueden transmitirla. Yo tuve que leer mucho para poder dar respuestas, debo estar formada para poder transmitir. Haber vivido esta historia no me habilita para hacerlo automáticamente. El testimonio de una sobreviviente tendría que ser una cosa muy acotada, para testimoniar que sucedió así, para que no queden dudas. Pero no deberíamos ser nosotros quienes nos ocupamos de la pedagogía de la transmisión de la memoria. ¿Qué te preguntan? Sobre la tortura. Si no lo planteás, parece que no hubo. Si lo planteás, resulta morboso. Yo hago una especie de elipsis y le dejo al profesor que aborde el tema. Les explico: "Esto lo pueden leer. Ahora hay muchos libros, léanlo". Antes no había nada y te las tenías que arreglar. En el año 88, te preguntaban delante de todo el mundo: ¿y cómo torturaban? Si no contestabas, parecía que no era cierto. ¿Hay que contar, no hay que contar? Creo que no tiene que ser una la que cuente. Yo trabajo mucho estos temas. Y me gusta la película Metidos en algo para trabajar con los chicos desde la ficción.
Es necesario observar la relación con el hoy. Yo trabajo mucho con docentes, en grupos de estudio -sobre todo de Mar del Plata- vemos los materiales, los analizamos. Me encuentro en un doble rol como docente: sobreviviente y transmisora.
Inés Tenewicki e Inés Dussel
Tomado de:
http://www.me.gov.ar/monitor/nro14/entrevista.htm
jueves, 30 de septiembre de 2010
jueves, 24 de junio de 2010
La epidemia neoliberal: Nacimiento de la biopolítica
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Del biopoder a la biopolítica
1.
Michel Foucault, a través del concepto de biopolítica, nos había anunciado desde los años setenta lo que hoy día va haciéndose evidente: la "vida" y lo "viviente" son los retos de las nuevas luchas políticas y de las nuevas estrategias económicas. También nos había mostrado que la "entrada de la vida en la historia" corresponde al surgimiento del capitalismo. En efecto, desde el siglo XVIII, los dispositivos de poder y de saber tienen en cuenta los "procesos de la vida" y la posibilidad de controlarlos y modificarlos. "El hombre occidental aprende poco a poco lo que significa ser una especie viviente en un mundo viviente, tener un cuerpo, condiciones de existencia, probabilidades de vida, una salud individual y colectiva, fuerzas que se pueden modificar..."1 Que la vida y lo viviente, que la especie y sus condiciones de producción se hayan convertido en los retos de las luchas políticas constituye una novedad radical en la historia de la humanidad. "Durante miles de años, el hombre ha permanecido siendo lo que era ya para Aristóteles: un animal vivo y, además, capaz de una existencia política; el hombre moderno es un animal en la política cuya vida, en tanto que ser vivo, está en cuestión"2
La patente del genoma y el desarrollo de las máquinas inteligentes; las biotecnologías y la puesta a trabajar de las fuerzas de la vida, trazan una nueva cartografía de los biopoderes. Estas estrategias ponen en discusión las formas mismas de la vida.
Pero los trabajos de Foucault no estaban sino indirectamente orientados en la descripción de estos nuevos biopoderes
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jueves, 3 de junio de 2010
miércoles, 12 de mayo de 2010
Cosas del bicentenario: sobre el acceso a la tierra
He estado en Quimilí. Sí, Santiago del Estero. Tierra de los colores pintados de la belleza. Y de la música de montes y decires. Tierra para pensar en siglos, en silencios, en palabras cantadas. Bien, allí, la tremenda injusticia de la sociedad argentina, a través de décadas interminables. La gente de la tierra sin tierra. La tierra es de los especuladores. Especuladores siempre respaldados por la política, la Justicia, la policía. Hay que ir y escuchar a la gente: hombres como entregados ya a su suerte. Mujeres que salen primeras con el puño cerrado, niños que miran como acusadores de siglos, con infinita paciencia. Sí, uno escucha a la gente de la cooperativa del Mocase, allí, en Quimilí. No se explican por qué es así, por qué es siempre así. Trabajan su tierra y de pronto llega un desconocido con un papelito de propiedad, rodeado de una patota y exige el desalojo, y si no se van, viene la policía con palos. Si no dejan la tierra, llega entonces la Justicia. Así es, la tierra pasa de la gente nacida en Quimilí hace mil años a un desconocido de otra latitud. Y si pretenden aún quedarse o protestar, viene la patota y rompe a todo a fierrazos hasta desalojarlos.
Pienso en aquel 1810, en esos hombres como Moreno, Castelli, Belgrano. Sí, Belgrano. Detengámonos en este escrito de Belgrano. Belgrano, Manuel, el de la bandera azul y blanca: “Cuando vemos a nuestros labradores en la mayor parte llenos de miseria e infelicidad; con una triste choza que apenas les liberta de las intemperies; que en ellas moran padres e hijos; que la desnudez está representada en toda su extensión, no podemos menos que fijar el pensamiento para indagar las causas de tan deplorable desdicha. Es tiempo ya de que manifestemos nuestro concepto diciendo que todos esos males son causas de la principal, cuál es la falta de propiedades de los terrenos que ocupan los labradores; éste es el gran mal de donde provienen todas las infelicidades y miserias, y que sea la clase más desdichada de estas provincias”.
Es tiempo ya, dice Belgrano en 1810. Es tiempo ya. Estamos en el 2006, a dos siglos. Y seguimos igual. Claro, es que el general Julio Argentino Roca parece que arregló definitivamente todo. Argentino, Julio. Después de su “Campaña del Desierto” el resultado fue: dos millones quinientos mil hectáreas para los Martínez de Hoz. Y las mejores llanuras pampeanas para los Amadeo, Leloir, Temperley, Atucha, Ramos Mejía, Llavallol, Unzué, Miguens, Terrero, Arana, Casares, Señorans, Martín y Omar, Real de Azúa. Nuestra “sociedad”, el Barrio Norte en pleno. Con todas las letras: cuarenta y dos millones de hectáreas a 1843 terratenientes. Por la concesión Grünbein se dieron 2.517.274 hectáreas a los señores Halliday, Scott, Rudd, Wood, Waldron, Grienshild, Hamilton, Saunders, Reynard, Jamieson, Mac George, Mac Clain, Felton. Johnson, Woodman, Redman, Smith, Douglas y Ness, todos británicos. [1893] Es que en ese tiempo se hacía patria, por eso los monumentos. Y empezaron los infinitos negocios. Alvaro Yunque denuncia: “En 1884, el gobierno compra en La Pampa cuatro leguas de tierras. Las paga 5665 pesos con 85 centavos la legua. Dos años antes, el gobierno las había vendido a un particular a 500 pesos la legua. Diez veces más”. Negocio redondo. Negocio argentino. Pero ésas son moneditas con respecto a los grandes negociados que vendrían. En la Década Infame, Julio Argentino Roca, el hijo del general, va a firmar como vicepresidente de la Década Infame el tratado Roca-Runciman, con los británicos. Que fue, sin exagerar, ponernos de rodillas ante el Imperio de Su Majestad. Argentina con sus Argentinos. Roca. Por eso los monumentos.
Una verdadera democracia no puede seguir permitiendo que la gente de la tierra no tenga tierra o que se la quiten de acuerdo con el caudillo feudal que domine la región. Con justicia ad hoc, policía, gendarmería o patota. Si queremos una democracia debería comenzarse con limitar los latifundios. Que ningún poseedor “legal” de la tierra pueda tener más de50 mil hectáreas, por ejemplo. Y la obligación de todo gobierno de ayudar a las cooperativas campesinas mediante la expropiación y la ayuda en los primeros tiempos de esas cooperativas de trabajadores. El balance de los resultados de las cooperativas de todo tipo son realmente positivas, de manera que no se puede aducir el viejo prejuicio de los amos y dueños que, según ellos, los de abajo no saben lo que es producir y distribuir. Hay ejemplos magníficos que demuestran todo lo contrario.
[...]
Osvaldo Bayer
Texto completo en:
Página 12, 22 de abril de 2006
sábado, 1 de mayo de 2010
Cosas del bicentenario: el valor de la educación (para tp violencia)
martes, 20 de abril de 2010
Concurso sobre el ferrocarril en Santa Fe
“Volver al Tren: imágenes y relatos del ferrocarril en Santa Fe”
La temática sobre la que versarán tanto las fotografías como los cuentos y ensayos será sobre el ferrocarril en Santa Fe. Particularmente se busca lograr una mirada que revalorice el legado ferroviariode la provincia y que al mismo tiempo ofrezca una lectura del estado de los trenes en nuestros días.
Para consultar las bases del concurso
domingo, 18 de abril de 2010
martes, 2 de marzo de 2010
Texto para el primer TP
[...]
En verdad, durante décadas, los magos del neoliberalismo han demonizado al Estado. Con un pase de magia nos han dicho que “achicar el Estado es agrandar la nación”. Pero esta frase tenía significados ocultos; no se lo estaba haciendo desaparecer, se hacía creer que desaparecía mientras seguía muy activo tratando de mantener el orden establecido o de alterarlo de acuerdo con los intereses de los que detentaban el poder en ese mismo Estado. Por supuesto, el endeudamiento público servía para agrandar fortunas personales. Todo esto con la complicidad de entidades internacionales, que ayudaron a “desfondar” las riquezas que quedaban.
Bajo el predominio neoliberal, el Estado se desentendía de cualquier acción destinada a paliar las desigualdades sociales generadas por el mercado, e incluso las acentuaba a través de la legislación laboral y de políticas que fomentaban el desempleo. Tenía, sin embargo, una activa participación en la desregulación de las actividades financieras, la apertura externa, la venta de activos públicos y el sostenimiento de un “cepo” cambiario. En este último caso se trataba, paradójicamente, de un tipo de cambio fijo, para el que la libertad de mercado no funcionaba, aunque ayudaba a garantizar la entrada de capitales externos y su tasa de rentabilidad posibilitando, luego, su posterior fuga.
[...]
Para leer el artículo completo